Nuestra familia es hoy un poquito más grande.
Ayer, nuestro conductor nos trajo una pequeña gran sorpresa. Un bebé recién nacido. La historia es digna de contar. Una mujer se le acercó para pedirle por favor, si podía sostener al pequeño un momento, mientras descargaba el resto de cosas que tenia que llevar a su casa. Nuestro conductor así lo hizo. La madre nunca volvió a recoger a su hija recién nacida.
En 1993, una mujer vio el cartel de nuestra puerta, e inmediatamente sintió curiosidad. Acompañada por sus dos hijos, entró en el orfanato, e inmediatamente se enamoro de nuestra labor aquí, en el centro Niaber. Desde entonces, su amor y sus muestras de cariño y simpatía no han dejado de acompañarnos. Hoy le hemos puesto el nombre al bebe de esta gran mujer y gran amiga. Esta es Ronda sosteniendo al bebé Ronda. Y tiene toda la vida por delante.
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